«He venido a hablar de mi libro»

Yo quería ser escritora y me estoy convirtiendo en experta en marketing editorial

Una ha decidido que quería escribir. Piensas que es una actividad intelectual, elevada, sofisticada. Ya superaste la fase en la que tus allegados, esa mezcla de familia y conocidos que te conocen a medias e ignoran tus vicios, te miraban con la ceja enarcada, del escepticismo incial, algunos se apuntan a la preventa y unos pocos te demuestran su verdadero interés por leer el libro.

(Spoiler alert: no esperes que tu familia, tus compañeros de trabajo y tus conocidos compren el libro en tropel, las palabras de aliento no siempre se traducen en ventas.)

Estás ultimando los detalles con la editorial y, de repente, te ves sumergida en el lodazal del mercado: elegir una portada que atraiga a los lectores, escribir una reseña que intrigue a los lectores, dar a conocerte a los potenciales lectores, hacer presentaciones para que compren tu libro, diseñar estrategias en las redes sociales, ¿perdón?

Estás ultimando los detalles con la editorial y, de repente, te ves sumergida en el lodazal del mercado

Eso no es nada cool. Además no tienes ni idea y, si como es mi caso, has optado por la publicar en una editorial especializada en autopublicación y crees que se encargarán de lo esencial. Es cierto que la editorial te da algunas pautas, pero las decisiones las tienes que tomar tú.

La portada

Diseñas la portada ideal. Lo primero es que no se llama portada, sino cubierta, y ya vas descubriendo que eso de la publicación es para verdaderos profesionales. La portada que has imaginado tiene a tus dos protagonistas en la mansión familiar que juega un papel importante en la novela. La idea, sin ser demasiado original, te han dicho que funciona (solo hace falta ver las cubiertas de las últimas novedades editoriales). Entonces te das de bruces con la realidad, ¿quién va a crear esa imagen?

Si has caído en la trampa de buscar imágenes por internet, te encuentras que no es posible conseguir los derechos para ponerla en un producto comercial (como es un libro publicado) y todas esas horas invertidas en buscar la portada ideal se pierden en el limbo.

Así que recurres al fondo de imágenes de stock, que tiene miles y, aunque están clasificadas, es bastante difícil llegar a lo que buscas. Olvídate de encontrar algo parecido a lo que has imaginado o a lo que has encontrado en internet antes. En mi caso, me pasé muchas tardes de la semana santa de 2019 (esa en la que se podía ir a todos lados con libertad y sin mascarillas). Eliges algunas que te encajan y lo sometes a la votación de amigos y familiares. Primer chasco, la que más te gusta, la encuentran demasiado nostálgica y tristona. Segunda revisión. Al final eliges la imagen. La editorial te diseña la cubierta, pero le tienes que dar la sinopsis, además de una foto y una pequeña biografía de la autora.

Sinopsis y bio

Se supone que la sinopsis es el segundo elemento más importante, tras la cubierta, para conseguir que los lectores se decidan a comprar el libro. Así que esperas que la editorial te asesore. Olvídate. Te toca a ti escribir ese texto mágico para descubrir lo justo de la trama como para llamar la atención sin desvelar nada importante. Se supone que como escritora esto se te da bien, pero te das cuenta que no es lo mismo narrar una historia que conocer los trucos para que alguien se decida a descargar tu libro. Encontraréis un montón de consejos sobre cómo escribir una sinopsis, pero son de lo más genérico, a la hora de la verdad estás solo tú y tu teclado.

Respecto a la biografía, parece que eso es menos relevante. Así que lo despaché bastante rápido, aunque me queda siempre la duda de si esas palabras ayudan o no a saber quién soy, si el lector potencial siente simpatía o interés en saber qué va a contarle la persona que aparece en la foto con esa descripción que cumple su función sin más.

Llegamos a la cuestión de la fotografía. Rebuscas en las miles de fotos que tienes en el móvil y te das cuenta de que ninguna se corresponde con la imagen que quieres transmitir. Al final, te estás presentando como escritora, no como madre de familia, excursionista, aficionada al buen vino o cantante de karaoke. Si no conoces a ningún fotógrafo profesional o amateur, también te pasas un buen rato buscando el ángulo, la iluminación, el gesto, por no hablar de qué fondo eliges o de la ropa con la que vas a salir. Yo opté por un fondo gris, por el look “cara lavada” y una media sonrisa.

Promoción

El libro podrá estar mejor o peor escrito, la portada resultar provocativa o resultona, y la sinopsis despertar un deseo loco de leer el libro. Todo ello resulta infructuoso si nadie lo ve. En eso, tampoco la editorial ayuda demasiado, aunque ellos tienen su base de datos de periodistas y bloggers, con la cantidad de títulos que salen al mercado, resulta muy difícil captar la atención. Un par de reseñas, dos post en Instagram y a correr.

Y aquí viene la última frustración. Acabas de publicar un libro, estás muy ilusionada y tienes ganas de que lo lea mucha gente, te haga reseñas (estás incluso preparada para que te destrocen), pero de repente te das cuenta que lo que necesitas es hacer un curso acelerado de mercadotecnia para escritores en las redes.

Y en eso estamos…